Las rupturas nunca son fáciles. Esto es especialmente cierto cuando se trata de atletas profesionales y de las ciudades y organizaciones en las que han construido una vida y una carrera durante varios años. Hay una gran cantidad de emoción en todo esto, incluso si todas las partes involucradas tratan de cumplir con el mantra de que el deporte es, ante todo, un negocio.
La salida de James Harden de los Houston Rockets esta temporada fue particularmente fea. Solo algo de eso es culpa suya. Había dado a conocer sus demandas comerciales a la organización, pero al hacer su debida diligencia, prolongó lo inevitable y condujo a una situación seriamente incómoda que se extendió a la cancha y al vestuario.
Para cuando Harden llegó a su punto de quiebre, ya había enajenado efectivamente a algunos compañeros de equipo, que no se avergonzaban de expresar su frustración con la estrella descontenta. Ahora que todo eso terminó, Harden ha expresado remordimiento por cómo se manejaron las cosas, y le dijo a Rachel Nichols de The Jump que no quería faltarle el respeto a sus compañeros de equipo, la organización o los fanáticos.
La atención completa de Harden ahora se centra en las enormes expectativas en Brooklyn, donde su nuevo equipo intentará ejercer su poder sobre sus homólogos de la Conferencia Este. El trío de Harden, Kyrie Irving y Kevin Durant ha mostrado tentadores avances de lo que son capaces de hacer ofensivamente, aunque el ala defensiva ha dejado algo que desear. Aún así, en este punto, tanto Harden como Rockets deberían estar listos para seguir adelante y concentrarse en sus respectivos futuros.
Ante la pregunta de la periodista, sobre si hubiera actuado de forma diferente ahora que conoce como se desarrollaron las cosas, Harden se muestra tranquilo con como se manejó en privado con la franquicia, más allá de los titulares que recorrían el mundo con sus imágenes de fiesta mientras sus compañeros se preparaban para iniciar la temporada.
“No. No, porque no estaba tratando de ser irrespetuoso”, dijo Harden. “No estaba tratando de ser egoísta. Siento que la oficina principal sabía dónde estaba y lo que quería. Me disculpé por cómo fue, pero supongo que hice lo que tenía que hacer para llegar a donde quería ir”.
Si bien Harden le faltó el respeto a sus compañeros de equipo (John Wall y DeMarcus Cousins se expresaron al respecto); según los informes de aquellos días, Houston estaba cada vez más confiado en retener a su estrella por más tiempo. Por lo que decidió forzar la situación declarando públicamente su deseo de salir del equipo.
Finalmente el escolta quiso dejar en claro que dió todo lo que pudo a la ciudad de Houston, y que su decisión fue puramente competitiva. Tras varios años tropezando en las mismas instancias de playoffs, la Barba sintió que era momento de cambiar de aire.
“Alcancé y logré casi todas las estadísticas o premios individuales que se pueden ganar”, dijo Harden. “Siempre he tratado de ganar. Obviamente, nos quedamos cortos y no alcanzamos la meta. Esa es la razón fundamental de mi decisión y la razón fundamental por la que estoy aquí en Brooklyn para seguir persiguiendo esa meta y sueño”.
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